En el contexto de Venezuela, la política comercial ha sido un instrumento fundamental para el desarrollo económico, con un enfoque que refleja la particularidad de su modelo económico. A través de políticas orientadas tanto a la protección de la industria nacional como a la diversificación de exportaciones, el país busca mitigar la dependencia de sus ingresos petroleros e impulsar el crecimiento en sectores no tradicionales.
Política Comercial: Estrategia y Retos
La política comercial venezolana se ha caracterizado por su enfoque proteccionista, dirigido a salvaguardar las industrias locales, especialmente en sectores de manufactura y agricultura. Mediante aranceles y regulaciones, el gobierno busca reducir la dependencia de importaciones en áreas estratégicas, promoviendo una mayor autosuficiencia productiva. Sin embargo, el entorno económico nacional e internacional ha planteado desafíos importantes: el acceso limitado a divisas, las sanciones económicas y la volatilidad de los precios del petróleo han dificultado la estabilidad de la economía y las importaciones de insumos.
Por otra parte, la integración con socios comerciales estratégicos es una prioridad en la agenda económica venezolana. El país ha profundizado sus relaciones con países aliados, como China, Turquía y Rusia, mediante acuerdos bilaterales de comercio e inversión. Estas alianzas han permitido la diversificación de las fuentes de inversión y tecnología, impulsando proyectos de infraestructura, energías renovables y telecomunicaciones, sectores clave para la modernización del país.
Rol del Petróleo y la Diversificación Económica
Históricamente, el petróleo ha sido el pilar de la economía venezolana y ha marcado su política comercial. Si bien la industria petrolera sigue siendo crucial, existe un creciente interés en desarrollar otras áreas productivas, tales como la agricultura, la minería y el turismo, para reducir la vulnerabilidad ante las fluctuaciones del mercado de hidrocarburos.
En este sentido, la diversificación de exportaciones es uno de los principales objetivos económicos. Aunque los productos no petroleros representan un porcentaje modesto en la balanza comercial, sectores como la minería y la agricultura han comenzado a ganar relevancia. El impulso a estos sectores podría no solo aportar al crecimiento económico, sino también generar empleo y mejorar el bienestar de las comunidades rurales.
Desarrollo Económico y Equidad Social
La política comercial de Venezuela no solo busca el crecimiento económico, sino también la equidad social. El gobierno ha promovido políticas de inclusión y redistribución de los ingresos, especialmente en las áreas de salud, educación y vivienda. Estas medidas están alineadas con el concepto de “economía social de mercado”, que enfatiza el bienestar colectivo y la participación comunitaria en la producción y distribución de bienes y servicios.
La creación de zonas económicas especiales también representa un esfuerzo por mejorar las condiciones socioeconómicas, con incentivos fiscales y financieros para atraer inversión. Estas zonas están diseñadas para desarrollar industrias específicas, promover exportaciones y generar empleo en áreas estratégicas del país, fomentando la descentralización económica.
Perspectivas y Futuro
El desarrollo económico sostenible del país depende de una política comercial que logre equilibrar la protección de la industria nacional con la apertura al comercio global y la atracción de inversiones extranjeras. A medida que el país explora nuevos mercados y refuerza sus alianzas, la clave estará en la implementación de políticas que fomenten la innovación, el acceso a tecnologías y la capacitación de la fuerza laboral, permitiendo que Venezuela diversifique su economía y se inserte en cadenas de valor globales.
Venezuela y los BRICS+
Pese a no conseguir entrar como socio de los BRICS+, el gobierno venezolano ha establecido importantes acuerdos en materia agrícola, pecuaria, científica y tecnológica con potencias emergentes como China y Rusia, esto pone a Venezuela en una posición privilegiada para la explotación de un mercado virgen que potencie la economía nacional. Estos acuerdos permitirán que Venezuela pueda captar divisas de fuentes distintas a las del sector energético y dar un paso a la diversificación que tanto le ha costado.
Además el establecimiento de relaciones monetarias con Rusia permitirán el comercio bilateral entre ambas naciones con el uso de sus monedas locales, Bolivares-Rublos, para así contrarrestar el impacto de las sanciones unilaterales impuestas por el gobierno de USA y que están en suspenso por el ascenso al poder de Donald Trump, que en su mandato anterior, impuso fuertes sanciones a la industria petrolera y promovió el bloqueo de la economía venezolana generando un impacto negativo en la economía nacional que repercutió en la oferta de servicios básicos para la población venezolana e incluso dificultó el acceso a los bienes esenciales como medicinas y alimentos.
A modo de conclusión:
La política comercial venezolana sigue enfrentando desafíos considerables, pero también ofrece oportunidades para la modernización y diversificación de la economía. Con una estrategia centrada en la inclusión social, la autosuficiencia productiva y la integración con países aliados, Venezuela podría lograr un crecimiento económico más estable y sustentable, en beneficio de su desarrollo integral.